Aunque no lo crea, llorar también beneficia su salud
emocional, pues le ayuda a sacar las sensaciones negativas que un determinado
evento o circunstancia haya causado a su vida.
Llorar le permite eliminar toxinas y luego de permitirse
derramar sus lágrimas sentirá un efecto beneficioso, un bienestar similar a
tomar un baño tibio antes de ir a la cama.
De ahí la importancia de formar entes, desde la primera
infancia, que entiendan la importancia de verter sus sentimientos y sentir desahogo en el llanto.
Llorar definitivamente no es una debilidad del ser humano,
es una válvula de escape, como si se tratara de una olla de presión, no
permitirse llorar sólo provocará ganar más presión, sentirse impotente e
incontralable y en el momento menos esperado explotar; es alimentar una bomba
de tiempo, cuya única finalidad será explotar en el momento que menos se este
esperando.
Cada vez que quiera llorar: llore, que nadie se lo impida,
no crea que se convertirá en un llorón o llorona, piensa que se está moldeando
correctamente, hasta llegar a ser un ser humano razonable y que aprende a
equilibrar sus emociones.
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